Déjà vu de 2013: ¿esta canción ya se escribió?

26 febrero, 2021

Resumen y conclusiones

  • A medida que el rumbo de la macro de este año se fue definiendo para el escenario “Status quo”, las referencias que encontramos a “la macro de 2013” fueron siendo cada vez más. El programa macro del Gobierno, el cepo, la política cambiaria, el nivel de la brecha, la suerte de la cosecha, el contexto internacional y el calendario electoral son todos elementos que nos remiten a aquel año impar.
  • Aunque la analogía con 2013 tiende a ser válida en muchas de las dimensiones comentadas, a nuestro entender, resulta una excesiva simplificación de la situación que enfrenta la macro actualmente. Creemos que podríamos estar incurriendo en un sesgo de auto confirmación. Los desafíos hoy son mucho más importantes: es una economía más chica, con inflación sensiblemente más elevada, muchísimo menos reservas en el BCRA, un desequilibrio fiscal mayor, con más deuda y una situación social sensiblemente deteriorada.
  • También deben hacerse matices en lo que, a priori, era una gran similitud: las elecciones legislativas. La de 2013 tenía un significado político mucho más importante: en aquel momento se discutía la posibilidad de una reforma constitucional y el peronismo se dividía.
  • ¿Todo esto quiere decir que debemos perder las esperanzas de una reacción positiva de mercado, como ocurrió en 2013? No necesariamente, por cuatro motivos: (i) gran parte del deterioro de la macro actual ya está descontada en los precios actuales; (ii) tener menos grados de libertad en la macro puede implicar un “giro ortodoxo” en 2022 mucho más contundente que el de 2014; (iii) el acuerdo pendiente con el FMI es el instrumento natural (y la excusa perfecta) para llevar a cabo ese giro; (iv) las consecuencias de un cambio en la política económica en 2022 podrían allanar el terreno para una elección “amigable con el mercado” en 2023.
  • Mirar la coyuntura con lentes del Déjà vu de 2013 es inexacto, pero podría tener consecuencias de inversión parecidas, en nuestra opinión. Las chances de un trade electoral no son desdeñables, aunque por razones distintas que las de 2013: hoy pesa menos la elección en sí misma e importa mucho más lo que ocurre después. Los riesgos de esta visión están a la vista: proyectar una dinámica política siempre es más difícil que pronosticar un sendero macro. Ejemplos sobran (2019 es el más evidente).

 

 


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